10 Jonatán fijó su residencia en Jerusalén y se dio a reconstruir y
restaurar la ciudad.
11 Ordenó a los encargados de las obras levantar las murallas y
rodear el monte Sión con piedras de sillería para fortificarlo, y
así lo
hicieron.
12 Los extranjeros que ocupaban las fortalezas levantadas por
Báquides, huyeron;
13 abandonando sus puestos partieron cada uno para su país.
14 Sólo en Bet Sur quedaron algunos de los que habían abandonado
la Ley y los preceptos porque esta plaza era su refugio.
15 El rey Alejandro se enteró de los ofrecimientos que Demetrio
había hecho a Jonatán. Le contaron además las guerras y proezas que él y
sus hermanos habían realizado y los trabajos que habían sufrido.
16 Y dijo: «¿Podremos hallar otro hombre como éste? Hagamos de él
un amigo y un aliado nuestro.»
17 Le escribió, pues, y le envió una carta redactada en los siguientes
términos:
18 «El rey Alejandro saluda a su hermano Jonatán.
19 Hemos oído que eres un valiente guerrero y digno de ser amigo
nuestro.
20 Por eso te nombramos hoy sumo sacerdote de tu nación y te
concedemos el título de amigo del rey - le enviaba al mismo tiempo
una
clámide de púrpura y una corona de oro -. Por tu parte, haz tuya
nuestra
causa y guárdanos tu amistad.»
21 El séptimo mes del año 160, con ocasión de la fiesta de las
Tiendas, vistió Jonatán los ornamentos sagrados; reclutó tropas y
fabricó
gran cantidad de armanento.
22 Demetrio, al saber lo sucedido, dijo disgustado:
23 «¿Qué hemos hecho para que Alejandro se nos haya adelantado en
ganar la amistad y el apoyo de los judíos?
24 Les escribiré también yo con ofrecimientos de dignidades y
riquezas para que sean auxiliares míos.»